domingo, 26 de noviembre de 2017

Madre anoche en las trincheras

La canción tuvo su origen durante la guerra civil española y, popularmente se cree que se desprendió de la siguiente carta:

Querida madre, no se como empezar esta carta pero te escribo con mi rostro bañado en lagrimas, caen por la soledad, tristeza, dolor y sufrimiento que vivo día tras día aquí. Lo primero que tengo que decirte es Te Quiero y aunque no lo demuestre con frecuencia, Te quiero con locura, para mi eres la persona más importante, siempre has estado ahí apoyándome y protegiéndome, haces que las cosas malas parezcan buenas, tus consejos están llenos de sabiduría y siempre me has llevado por el buen camino. Ahora ya soy mayor de edad, tengo dieciocho años, puedo afrontar yo solo las cosas… pero la verdad es que no puedo madre… Perdóname, os echo mucho de menos, ¡no quiero estar aquí! Se que desde casa junto a padre y mis hermanos os sentís orgullos de mí, podéis presumir de tener un hijo en el frente. Lo siento por ser un cobarde madre, pero tengo miedo, más del que puedo aguantar. No entiendo esta guerra, no sé cuál es el bando bueno, no sé por qué lucho, no entiendo nada de lo que pasa, solo acato órdenes. Los incesantes sonidos de los fusiles se mezclan con los gritos y llantos de la gente torturando mis oídos día y noche, vivo con una melodía continua de ametralladoras y lluvias constantes de bombarderos. Ya ni hablo, ni pienso porque otros lo hacen por mí, solo me hace falta una frase para salir del paso aquí, “a la orden”. Dicen que el amor es suficiente para seguir adelante, que hay que luchar por nuestras familias, demostrar lo que valemos, pero ya no tengo el valor para estar en la batalla, las piernas me tiemblan sin parar, no duermo, me cuesta respirar, lloro a escondidas porque no puedo demostrar lo que siento delante de mis compañeros, se fuerte y lucha me repito constantemente, pero las palabras se pierden en mi mente como las vida la gente que está a mi alrededor, soy la marioneta de un tirano titiritero. A noche nos lanzaron en paracaídas a una zona nueva de batalla, dicen que somos la mejor compañía jamás vista, la fuerza de los ochos nos llaman. La octava compañía paracaidista, siempre al frente luchando por su patria, por los ideales de un estado, viviendo el conflicto con lealtad y valor. Somos soldados valerosos, abrimos brechas en las filas enemigas, causamos bajas en ellos como si fueran animales y no tenemos remordimientos, pero todo es mentira pura mentira, solo fachada, una apariencia; los rostros de la gente demuestran lo contrario, sus caras se han tronado sombrías y pálidas, muestran el temor, horror y desamparo que se vive aquí, pero como nos repiten una y otra vez,  “¡soldados o ellos o ustedes!” Madre para lo que realmente te escribo es para contarte lo que me ocurrió anoche. Me encontraba en el campo de batalla resguardándome del fuego cruzado y la metralla. Como siempre acataba ordenes, teníamos que superar una cota para llegar hasta un punto estratégico que nos serviría de base, para ello era necesario abatir al contrario con toda nuestra fuerza, no escatimamos en munición, ni violencia… Madre anoche en las trincheras vía al enemigo correr hacia mí, le apunte con mi fusil y sin darle tiempo a reaccionar  le dispare; algo raro paso en ese momento, ya había matado a más gente antes pero en aquel chicho había algo distinto, una luz ilumino su rostro, la cara del enemigo al que asesinaba… madre era mi amigo José, mi compañero de la escuela, nuestro vecino, el hijo de Francisca, mi mejor amigo, con quien tanto yo jugué a soldados y a trincheras. Madre ahora el juego es verdad, no hay risas, solo oscuridad y llantos, no volveremos a jugar jamás, ¡lo están enterrando! Lo siento muchísimo, te pido perdón madre, pero ya no aguanto más aquí, me quiero morir, estoy harto de esta guerra, ¡no se dan cuenta que no va a ganar nadie joder! Tal vez te vuelva a escribir, pero la próxima que lo haga será desde el cielo, donde encontrare a José y jugaremos de nuevo. Madre ten por seguro que, si mi sangre fuera tinta y mi corazón tintero, con la sangre de mi venas, te escribiría un “TE QUIERO”.
Hasta siempre.

Se desconoce el nombre del soldado, así como donde vivió o si su familia volvió a verlo. Pero es un relato claro de que la guerra, contrario a lo que la gente suele pensar dista mucho de ser como lo pintan las películas y videojuegos, los bandos no están tan claros como se cree, mucho menos en casos como guerras civiles.
En cuanto a la canción actualmente es usada en campamentos y sacada a relucir por diversos grupos como lo son la oreja de van Gogh, de hecho no solo ha cambiado la tonada, sino hasta la misma letra, aumentando o quitando párrafos, entre esas variantes me quedo con esta:
https://www.youtube.com/watch?v=qsAYwqzdFJ4

Letra:


Caminando por el campo,
 entre las flores vi que había
una carta ensangrentada
de cuarenta años hacía.

Era de un paracaidista,
de la octava compañía
que a su madre escribía
y la carta así decía:

"Madre, anoche en las trincheras,
entre el fuego y la metralla
vi al enemigo correr,
la noche estaba cerrada.

Le apunté con mi fusil  
al tiempo que disparaba
y una luz iluminó,
el rostro que yo mataba.

Fijó su mirada en mí,
con sus ojos ya vacíos
¿Madre, sabe a quién maté
aquel soldado enemigo?



Era mi amigo José,
compañero de la escuela
con quien yo tango jugué
a soldados y a trincheras.

Ahora el juego era verdad,
y mi amigo yace en tierra
Madre yo quiero morir
ya estoy harto de esta guerra.

madre si te vuelvo a escribir
tal vez sea desde el cielo
donde encontraré a José
y jugaremos de nuevo.

dos claveles en el agua
no se pueden marchitar
dos amigos que se quieren
no se pueden olvidar

si mi mano fuera pluma
y mi corazón tintero
con la sangre de mis venas
te escribiría TE QUIERO