miércoles, 24 de diciembre de 2014

Lo que debe a México la navidad

La navidad, fiesta de las más viejas del mundo cristiano y que cada vez va tomando más arraigo en los hogares y mayor auge y esplendor en todos los países, al grado de que casi es una fiesta universal, aun en los pueblos no cristianos, debe a México más de un motivo de regocijo, más de un motivo de lucimiento, universalmente aceptados dondequiera que se celebra el advenimiento de Cristo a este mundo.
¿Se puede concebir la celebración de Nochebuena sin el tradicional pavo? Las hogareñas fiestas que empiezan en Navidad siguen hasta el año nuevo, y el pavo sigue figurando también lo mismo en las comidas del hogar, que en las que ofrecen los restaurantes en todos esos días, el pavo de rigor, y después todo lo demás. Lo mismo en Berlín que en París; en Londres que en Moscú, en Washington o en Madrid y hasta en Tokio y Pekín, que han comenzado a introducir pavo trufado, el pavo al pastor, es obligatorio en la cena de la última semana del año cristiano.
El pavo, cócono, guajolote o “meleagris mexicano”, como se llama científicamente, se debe a México; antes de Cortés, el mundo ignoraba la existencia de ese bípedo cuya carne proporciona un exquisito manjar; los vasallos de Moctezuma lo descubrieron un día, en estado salvaje, en las selvas vírgenes de Anáhuac y ofrendaron el descubrimiento al monarca, como cosa digna de dioses, y, de las tierras de Moctezuma el Magnífico, se propagó a todo el orbe la exquisita vianda como única digna de celebrar la fiesta de Dios. Sin el “hueyxólotl” de los aztecas, la Navidad cristiana parecería a muchos desabrida, insípida. El día de gracias, fiesta religiosa de los yanquis se celebra exclusivamente con el imprescindible pavo. ¡Qué lejos están los magnates, los millonarios, los potentados, de Estados Unidos y de Europa, de imaginarse que la vianda en torno de la cual gira la celebración de Navidad, se debe a los aztecas!
La flor de navidad. Más no solamente el pavo se debe a México, también la flor de Nochebuena, esa flor que se ha extendido por todo el mundo como símbolo de Navidad, figurando en todas las alegorías, en todos los adornos, en todos los obsequios, en todas las tarjetas. ¿Se imagina alguien una cena de Nochebuena sin que la mesa esté adornada con la simbólica y extraña flor?
Poco después, ya en la época independiente, vino a México Mr. Joel Poinsset en calidad de plenipotenciario norteamericano. Era un hombre observador y aficionado a la botánica y fue él quien clasificó la flor, la trasplantó a Estados Unidos y la dio a conocer en el mundo entero como la flor de navidad por producirse en diciembre, y en los textos de botánica de las escuelas norteamericanas, la indígena flor de Nochebuena, se conoce con el nombre de “poinsseta”, en honor al yanqui que la clasificara.
De todas maneras, la flor de navidad de debe a México.
Los chocolates. Casi tan indispensable como el pavo, son los bombones, turrones, confites, pasteles, postres, budines, etc.; en qué entrada como principal elemento el chocolate. Las famosas cestas de Nochebuena no salen de ningún almacén, de ninguna casa de comercio o particular, sin los imprescindibles bombones entre los cuales la mayor parte son de chocolate dulce, amargo, con leche o sin ella, con pasas, con almendras, etc. ¿y donde se invento el chocolate si no en México? ¿Y donde lo llevaron los españoles a Europa sino de Anáhuac?
Los cacahuates. Puede haber noches de navidad, la de los pobres, sin pavo, sin flor de Nochebuena, sin bombones de chocolate, sin turrones ni pasteles, ¿pero sin cacahuates? ¡Imposible! Sabroso y nutritivo fruto que se ha adueñado de todo el globo terrestre, los cultivan y los comen los blancos, los morenos, los amarillos, los negros, los aristócratas y los plebeyos; los soberanos y los esclavos: y en navidad anda en las manos y en la boca de todos ¡y esto también se debe a México!
En estados unidos, en Cuba, en Centroamérica, en Europa, hay estas canciones compuestas en honor al maní, cacahuate, indicio de la gran popularidad del que goza tan apetitosa golosina; se venden crudos, tostados, quemados; en confetis, en turrón, en cajeta, con cascara o sin cascara, con sal, con chile, con miel, en bolsas, en la mano y constituyen uno de los principales negocios en navidad. Por las vitaminas y calorías que contienen son el alimento ideal para el inverno.
Y si del aspecto universal que ofrece la predilección de que goza el cacahuate en navidad, pasamos al punto de vista económico, aquí si podemos decir que una navidad sin cacahuates no podría ser navidad sencillamente. ¿Cómo salir del compromiso de las “posadas”? ¿Con que llenar las piñatas? ¿Cómo condimentar la ensalada de noche buena? ¿Cómo concurrir a la misa del gallo sin los bolsillos repletos de cacahuates?
La parafina, no tan popular como los cacahuates, aunque si más necesaria para las fiestas de navidad, es la parafina. En torno a las estampas, exornando las tarjetas de navidad y las alegorías alusivas, aparecen casi siempre flores de Nochebuena alternadas con velas de parafina. Estas velas simbolicas de la Nochebuena, fueron entiempo antiguos de estearina, principio graso que se extraía especialmente de las ballenas. La estearina por esta razón era caray solo la usaban los ricos para sus banquetes nocturnos. Daba luz blanca de escaso humo y de olor menos mareante que la cera. Era un lujo de ricos. Por mucho tiempo las rituales velitas de nuestras posadas fueron de cebo; la estearina ni siquiera se conocía por el pueblo, pues hasta el nombre parecía exótico y decía ¿estearina?; y lo mismo que ocurría en México a de haber sucedido en los demás países. Pero brotaron los pozos de petróleo figurando a México entre los países petroleros del mundo; se pensó que a pesar de su negrura el chapopote tenia parafina y ahora cualquier proletario puede darse el lujo por unos cuantos centavos de iluminar su mesa con velas de parafina tan blancas, tan decentes como las de estearina, y gracias a la parafina extraída del petróleo mexicano, podemos realizar en México nuestras posadas con un centenar de velitas que dan alegría y color a la fiesta familias, así también, así pues las simbólicas velas de navidad, cuando menos su popularización, se debe en buena parte a México.
Francisco Ibarra de Anda

domingo, 14 de diciembre de 2014

La filosofia en la historia

     En la actualidad, cuando hablamos de historia no solemos estar de acuerdo sobre cuál es el fin de la misma y probablemente la situación empeora cuando agregamos la filosofía, ya que desconocemos cual es el objetivo principal cuando juntamos estas dos palabras. Dicha problemática nace por la multiplicidad de formas en la que la historia y la filosofía quedan registradas, también por factores como la posmodernidad, las discusiones políticas a lo largo de la historia y, de acuerdo con distintos autores por la eliminación de la crítica.

Introducción


     En sus inicios la historia era considerada una oportunidad para educar a los pueblos en aspectos como “buenas costumbres” o la moral. Un ejemplo claro pueden ser los romanos pues ellos plasmaban la historia en retorica, relatos éticos y escritos políticos, también basaban la verdad de los mismos por medio de la integridad del autor. A la caída del imperio romano y con el comienzo de la edad media los religiosos escribían los “Annales” que en esa época eran elaborados en monasterios y contenían las historias de los mismos, de iglesias y comunidades, así como la vida de los santos. En esta época se pensaba que los hechos históricos eran creados por Dios y no por el hombre; los debates filosóficos eran principalmente sobre la existencia o inexistencia de un creador que todo lo puede.
     Con la llegada del humanismo Dios paso a segundo termino y la historia comienza a ser reconocida como creación del hombre, mismo al que se le comienza a considerar como dueño de su destino. En el siglo de las luces la intención ahora era poner a la historia en un ámbito mas allá de pueblos e inclusive naciones. Ahora se creaban enciclopedias que veían a la historia como universal, y en donde claro la filosofía jugaba un papel muy importante en la historia, ahora trabajaban unidos ambos términos
     Collingwood dice que el término “filosofía de la historia” fue creado por Voltaire en el siglo XVII con el cual se intentaba demostrar la necesidad de contar con una historia científica o “critica”.

Las filosofías de la historia

                       

Idealismo

     Según Heder cada historia tiene su propio valor o su alma popular, este concepto es manejado para poder exponer la unión entre las diferencias del hombre en su humanidad, esto implica el uso de razón y equidad en todos sus asuntos.
     Esto implica la idea de que existen las leyes en la historia que determinan buena parte de su explicación.

Positivismo

     En el siglo XIX nació el positivismo, el cual tuvo exponentes como: Langlois y Seignobos, Augusto Comte Leopold Von  Ranke, entre otros.
     El concepto de positivismo consiste en utilizar un método crítico a la ciencia de la historia, aquí el historiador debe establecer relaciones lo mas exactas posibles entre los hechos y una forma de relato impersonal, tiene un problema, el de hacer un uso intenso de las notas. No obstante al mismo tiempo tiene una ventaja que hace a la historia un poco más llevadera, la de establecer un dialogo con el lector.

Historicismo

                El historicismo resulta algo un poco sencillo de entender, pues en términos general consiste en la protesta contra considerar a la historia como una ciencia natural de la que se podría extraer leyes causales que revelaran el avance histórico; se opone a una visión preconcebida y empirista de la historia.
    

Materialismo

     Fue Karl Marx quien propuso el tan famoso materialismo histórico como una opción para entender el “motor de la historia”; concluyo que era la lucha de clases. A ella se debían las discrepancias e inequidades en la sociedad a lo largo de la historia.
     Marx indudablemente aportó a la teoría de la historia la elaboración de un marco interpretativo sobre la realidad por medio de conceptos como lo son la lucha de clases, enajenaciones, plusvalía, estructuras, proletariados, relaciones sobre producción, conciencia de clases, etc.

Nouvelle historie (nueva historia)

La tan famosa nueva historia fue creada gracias a tres fenómenos que son:
-   La afirmación de ciencias tales como la sociología, ecología, antropología, etnología, etc.
-   La reestructuración de las ciencias clásicas.
-   Interdisciplinariedad que permite la unión de las diferentes ciencias con la historia.
Esta nueva ideología fue apoyada por múltiples disciplinas sociales; renovó muchas áreas y preguntas tradicionales de la historia con herramientas realmente innovadoras. Se rompieron los paradigmas tradicionales y se favoreció increíblemente a los trabajos multidisciplinarios; paso por los debates teóricos a los prácticos, con orientaciones eclécticas y un rechazo muy marcado a la dialéctica.

     L.A. Hernán. 

sábado, 13 de diciembre de 2014

Presentación


Buenas noches a todos.

Últimamente el blog ha estado algo abandonado, esto no se debe a que los colaboradores estén poco interesados en continuarlo, pero han tenido bastantes inconvenientes de todo tipo (sea escolares, personales, laborales, etc.) sin embargo para evitar estar más tiempo inactivo me han reclutado a mí, cuando yo sea el autor de algún artículo lo firmare simplemente como: L.N Hernán, obviamente estaré abierto a sus recomendaciones, peticiones y criticas. También, si nada fuera de lo normal sucede estaré publicándoles cosas nuevas cada semana, y en el mejor de los casos cada tercer día.
Sin más que mencionarles en las próximas horas les publicare mi primer artículo oficial en este blog y espero lo disfruten.


L.N Hernán


domingo, 16 de noviembre de 2014

Las insurgentes (parte dos)

Sí soy leona, soy fuera y que…

Leona. Nació como María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador, meses antes que el pueblo parisino, enardecido por el hambre, asaltara La Bastilla (1789). Entre los 17 y los 18, murieron sus padres y quedó bajo la tutela de su tío materno, el lector de la Real y Pontificia Universidad, Agustín Pomposo Fernández de San Salvador, que hechizado por la inteligencia y belleza de la joven Leona, le permitió todo. Huérfana y millonaria, rompió con el compromiso contraído con el peninsular Octavio Obregón, vivió sola e invirtió una gran parte de su herencia en lujos. Al mismo tiempo que la corona abortaba el primer intento independentista del licenciado Francisco Primo de Verdad, fray Melchor de Talamantes, el virrey Iturrigaray y ante la nariz del pomposo rector, sin que éste llegara a percatarse, inició tórrido romance con su ayudante recién llegado de Mérida, Andrés Quintana Roo.

            -desde la infancia pintaba para doña

            Tempranamente había tomado las riendas de su vida y estaba decidida a asirlas de la Independencia; activamente se integró a la orden secreta de los Guadalupes, del dinero de su herencia contrató a unos armeros vizcaínos para que le fabricaran fusiles y cañones al ejército de Morelos. Quintana Roo le pidió su mano a don Agustín, pero lo rechazó y corrió de su casa (1812). La apresaron el siguiente 13 de enero, y no era la primera vez que la buscaban, pero gracias a la ascendencia social del tutor salió bien librada; “seducida por los malvados”, fue su argumento salvador. Quedó recluida en el Colegio de Belén y sometida a juicio inquisitorial por sedición. Pero bien supo resistir, a nadie delató. En Belén la rescataron y llevaron a Tlalpujahua, Michoacán, donde pudo haber contraído matrimonio con Andrés puesto que era apegada al culto y no se supo que se hubiesen casado después. En poco tiempo, Morelos le ofreció la protección del “águila mexicana”.
    Fungió como escribana y contadora del Congreso de Chilpancingo (1814) y publicó su idea de nación en periódicos insurgentes. Así las cosas, es posible afirmar que no sólo fue la primera periodista mexicana sino la primera ideóloga que públicamente expuso su pensamiento. Con la captura y el fusilamiento de Morelos, el congreso se dispersó e Ignacio López Rayón tomó el mando. En los siguientes dos años, Leona y Andrés, vivieron a salto de mata. En alguna cueva perdida del suroeste nació Genoveva (1817), la primogénita de los Quintana Vicario; meses más tarde, fueron capturados. Andrés consiguió el indulto del rey, pero los desterraron a España si bien, por falta de recursos, lo cumplieron en Toluca. El año de 1821 sería mucho mejor, nació su segunda hija, María Dolores, mientras el villano Iturbide se aliaba a Guerrero con el Plan de Iguala, y la tan anhelada Independencia de México se declaró el 24 de febrero. Un año más tarde Iturbide ser convirtió en el primer “emperador” de México, y Quintana Roo no tardaría en señalar las políticas imperiales, así que, una vez más, la familia fue, la familia fue desterrada a Toluca.
     Antonio López de Santa Anna, aliado de Guadalupe Victoria, logró la abdicación del emperador y Leona se convirtió en la primera mujer en tomar la palabra en el Soberano Congreso Constituyente. A diferencia de Josefa, ella sí acepto la compensación económica que la República le ofreciera, una hacienda que dedicaría al cultivo del agave y una casa en la plaza de Santo Domingo que pronto se convertiría en el punto de reunión de los pensadores de la época. El congreso de Coahuila renombró a la Villa de Saltillo, Leona Vicario. Entretanto, el Gobierno del Estado de México le incautó unas ovejas, pero al no obtener una respuesta satisfactoria a su reclamo, lo denunció como robo; vaya, si disfrazada de negro ya había huido de prisión.
     Con el ascenso al poder de Anastasio Bustamante, los Quintana Vicario fueron perseguidos, mas Leona mantuvo los recursos para financiar el periódico “el federalista” y no perdió la oportunidad de restregarle “unas frescas” a Anastasio en el mismísimo Palacio Nacional; asimismo, durante la Guerra de los Pasteles, ofreció sus ganancias y bienes en apoyo a la República.
     Sin claudicar a sus ideas y convicciones, Leona murió el 21 de agosto (1842). Mediante plebiscito, le fueron rendidos funerales de Estado; la nombraron Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria. Nunca abandonó su altruismo, hasta su último día sostuvo el asilo de “pobres y ancianos”. Recapitulando, cito a Carlos Pascual:
     “sus armas eran las palabras; sus pensamientos, sus bayonetas; y sus preclaros razonamientos eran esgrimidos con la misma maestría con la que un espadachín maneja el florete. Las ideas surgen y crecen en el mundo de lo intangible y en ese mundo van tomando forma, capturando conciencias, generando acciones hasta que restallan, hasta que revientan con la fuerza de mil cañones, con el poder de cientos de barriles de pólvora. Y por eso eran tan peligrosos, porque no tenían otras armas más que las de la inteligencia. Tan sólo empuñaron la palabra y por eso había que callarlos, que borrarlos del mapa”.
    
     Lupita y Rita Pérez de Moreno, hija y esposa del insurgente Pedro Moreno. Rita decidió seguir a su marido, y le confió a sus hijos pequeños al párroco de Santa María de los Lagos, hoy Lagos de Moreno. A los nueve años Lupita fue capturada por el capitán realista José Brilanti –quien se enteró de su identidad al pasar por el pueblo-, para canjearla por un sargento y dos soldados que Pedro ya había fusilado. Moreno le contestó que dispusiera de su pequeña conforme a sus ideales, Brilanti la crió como si fuera su hija. Gracias a este hecho, Guadalupe Moreno vivió pero no así sus hermanos menores, Severiano y Prudencia, quienes fallecieron en las batallas del Fuerte del Sombrero; Luis, de 15, murió en combate y lejos de sus padres. Al informarle a Rita de la muerte de su esposo, perdió al niño que anidaba en su vientre.

Autor: Imelda Ortiz González

sábado, 8 de noviembre de 2014

Las Insurgentes (parte uno)

Las causas del movimiento independentista fueron tres.
- primera, el sometimiento de los criollos que no tenían ninguna opción de ocupar posiciones decisivas; todos los virreyes eran nombrados por el rey y enviados desde el otro lado del océano. No hubo autoridad capital de la iglesia no otra principal que fuera nativa de la Nueva España; el  sometimiento era tal que obstaculizaba un progreso ya no digamos lógico sino posible, la corona implantó un régimen de propiedad mediante las prohibiciones de ciertos cultivos como la morera con su cría de gusano de seda, el olivo y la vid. Todo esto no favoreció ni al libre comercio interior ni al exterior. Este sistema, al final del periodo colonial ocasionó que toda propiedad estuviera en manos de una quinta parte de la población.
Si los criollos, mestizos y nativos sufrieron estas limitaciones y discriminaciones, peor la pasaron las mujeres; las estadísticas han demostrado que el ciudadano más discriminado fue la mujer indígena. Pobre y mexicana. Consideremos la importancia del uso de las lenguas nativas en la arenga del levantamiento de Miguel Hidalgo que, de otra manera, no habría podido armar un “ejercito de desarrapados”. Aclaremos, armados con palos y piedras y, en el mejor de los casos, machetes; a los que luego sumaron los presos liberados y armados con la misma armería carcelaria pero, claro, a reserva que abrazaran la causa libertaria y no la suya.
- segunda, la invasión francesa en España.
- tercera: la independencia de los Estados Unidos se convirtió en un modelo a seguir y que pronto se transformaría en una sombra pesada de sobrellevar.

Las insurgentes en sus circunstancias.

Las circunstancias  de las insurgentes iban de mal en peor en relación directa con su posición social. En este marco de referencia, destacaron tres de condición holgada y acceso a la educación, Gertrudis Bocanegra, Josefa Ortiz, Leona Vicario y mencionaríamos algunas más. Si bien, hablar de las tres señoras es relativamente sencillo dada la información existente, habría que subrayar su relación con otras mujeres indígenas.

Mujeres de ideas y convicciones
Gertrudis, hija de criolla y de español, nació en Pátzcuaro, como María Gertrudis Bocanegra de Mendoza (1765). Se integró a la gesta pasados los cuarenta años, y ya lo había pensado desde tiempo atrás. Inteligente y preparada, de su nana purépecha no sólo aprendió su lengua sino que supo de las injusticias a las que era sometido sistemáticamente su pueblo, simplemente por el orden virreinal y el régimen de propiedad. Cuando supo del levantamiento en Dolores, convenció a su hijo y a su esposo, un alférez de apellido Lazo de la Bega, para unirse a los insurrectos. Su aportación radicó en armar una red insurgente entre Pátzcuaro y Tacámbaro, constituida por mujeres purépechas; red que, desde luego, sería complicado interpretar.
Para confirmar la adhesión familiar, una de sus tres hijas se casó con otro rebelde. Luego vino al trago amargo de perder a su esposo e hijo en campo de batalla, pero ni en esas circunstancias mermaron sus convicciones. Por el contrario, suministró información, organizó fuerzas, reclutó simpatizantes, ofreció su casa para reuniones e intentó convencer a integrantes del ejército realista hasta que la traicionaron. Aguantó torturas e interminables interrogatorios, pero no cedió ni un ápice.
Fue fusilada en la plaza de Pátzcuaro al pie de un fresno (1817). Como corresponde a toda una doña, murió arengando al pelotón y a todos los presentes para que se unieran a la causa libertaria; estaba convencida de que juntos lograrían un mundo mejor. Ha sido llamada Benemérita Americana, Heroína de Pátzcuaro y luchadora tenaz.
Josefa nació como María de la Natividad Josefa Ortiz Téllez Girón en una familia mestiza de la antigua Valladolid (1768). Quedó huérfana muy joven y bajo custodia de una hermana que estudió en el colegio jesuita de esa ciudad hasta que se casó con Miguel Domínguez (1791). Tuvieron 14 hijos, al menos dos murieron al nacer. Afirma Eugenio Aguirre que era una mujer muy atractiva. Su marido fue nombrado corregidor (1802) y sin dilación empezó a promover los derechos indígenas, entre otras obras de caridad. Lo convenció de unirse al movimiento independentista y abrió su casa para las reuniones de conspiración a las que llamó “veladas literarias”; a ellas acudieron Aldama e Ignacio Allende, quien cortejaba a una de sus hijas.
     El juez eclesiástico Rafael Gill de León le informó a Domínguez (1810) de una tal conspiración en Querétaro, pero fingió no saber nada y temeroso de la enjundia de Josefa, decidió encerrarla. No obstante, la doña ya había tomado precauciones y siguió en comunicación mediante clave acordada, hizo saber a Miguel Hidalgo cuál era la situación en una carta confidencial. De esta manera, el prócer decidió adelantar el levantamiento para que los conspiradores pudieran huir, más el truco no resultó para los Domínguez. Fueron detenidos el mismo día que Hidalgo se levantó en Dolores, el corregidor logró ser liberado pronto, pero a Josefa la mantuvieron encerrada hasta 1817.
     Una vez instalado Agustín de Iturbide como primer emperador, le ofreció un puesto en su corte, pero fiel a sus convicciones no lo aceptó por contrariar a los ideales que siempre defendió. Le fueron ofrecidas muchas condecoraciones y sistemáticamente las rechazó, argumentó que sólo había cumplido con su deber; no la tentó ni sustantiva compensación que la República le ofreciera por los daños y gastos ocasionados durante la gesta. Poco a poco se fue inclinando hacia los liberales más radicales y fue leal a este nuevo matiz de sus convicciones hasta su muerte en la Ciudad de México (1829).
     En 1878, el congreso de Querétaro declaró a Josefa Ortiz de Domínguez Benemérita de la Patria y dispuso que su nombre quedara grabado en letras de oro en el salón de sesiones.
     La Güera Rodríguez nació como María Ignacia Xaviera de Velasco Osorio Barba Jiménez Bello de Pereyra Fernández de Córdoba Salas Solano y Gracias (1778), tan hermosa que era llamada Venus; con el correr del tiempo y al crecer de sus hijas, fueron llamadas Venus y las tres Gracias. Por su carácter bullicioso y seductora conversación, siempre estuvo involucrada en el acontecer político de los revoltosos años de la independencia.  Con gran tino y sentido de la oportunidad, participó tanto en el bando realista cuanto en el insurgente, por lo que fue requerida por la Santa Inquisición. Si bien sufrió destierro en Querétaro, supo salir victoriosa ante el mismísimo inquisidor Juan Sáenz de Mañozca, gracias a que le sacara a relucir su inmoralidad y orientación sexual.
     Airosa criolla, dorada y rubia, de entornados ojos azules celados de espesas pestañas y expresivas cejas bien delineadas; fino talle y formas opulentas, ¿Quién podría resistirla?, ¿acaso Alejandro Von Humboldt?, quien pese afirmar no haber visto belleza igual en ninguna otra geografía, estaba blindado de sus preferencias alternas. Se casó a los 16 instigada por el virrey Juan Vicente de Güemes y Pacheco conde de Revillagigedo quien juzgara descarado el coqueteo de la güera con el alcurnioso militar José Jerónimo López de Peralta de Villar Villamil y Primo, caballero de la orden de Calatrava, maestrante de Ronda, capitán de las Milicias Provinciales y subdelegado del pueblo de Tacuba por nombramiento del rey de España; todo esto, muy a pesar de las reservas de la familia del contrayente. En la demanda de divorcio consta que la golpeaba por casquivana. Cómo evitarlo, si era la dama de compañía de célebres novohispanos y más…
     Conoció al Caraqueñito Simón Bolívar a sus 16 años y no sería peregrino deducir que con los cinco que le llevaba fue mucho lo que de la Güera aprendió, seguro a cambio le regaló la semilla de su sueño libertario y quién lo sabe si acaso no fue un sueño compartido. El divorcio nunca se consumó, el desdichado Jerónimo un disparo erró, a la cárcel fue a dar y en dicho lugar, pronto murió. Viuda, legitimada y con cuatro hijos, contrajo matrimonio con Mariano Briones, un honorable septuagenario soltero y apegado al culto, pero sobre todo muy rico; a los tres meses lo mató de tanto placer, enfriamiento por “destape de cobijas” argumentó el parte médico. Otra vez viuda, pero encinta. Ante la suspicacia de sus cuñadas, parió en tiempo a su hija Victoria –una de sus tres Gracias-, con la ventana abierta a los transeúntes para legitimar a la niña y quedarse con la herencia entera.
     Hacia 1820 frecuentaba al dueño de la hacienda de Apaseo el Grande, justa la casa de Los Perros en Guanajuato, ahí conoció a Agustín de Iturbide. No se piense que traicionaba el sueño libertario compartido con Bolívar, la doña estaba urdiendo la trama; tan es así que, mientras embelesaba al futuro emperador, de su peculio vistió al “ejercito de desarrapados”. Por éste y otros hechos, ha sido consensuado acreditarle la conversión del recalcitrante realista a la causa insurgente. Declarada la independencia en septiembre (1821), Iturbide modificó el trayecto del ejército trigarante para pasar por su ventana a rendirle un ramo de rosas a tan bella insurgente.
     Tras el fusilamiento del primer emperador, la Güera se casó por tercera ocasión con el chileno Juan Manuel Elizalde "lo privo de seso y de juicio”, afirmó Artemio de Valle-Arizpe. Elizalde fue un hombre gentil y bien portado con quien vivió una vida plácida. En esta época, el reyecito Carlos IV, el de “el caballito” pidió al mejor pincel de la Nueva España un retrato de las cuatro americanas de quienes había escuchado maravillas, y pudo comprobar la certeza de su legendaria belleza; así mismo, se ha dicho que Manuel Tolsá se inspiró en la gozosa Güera para realizar, paradójicamente, la Purísima de la profesa.
     Luego de vivir intensamente todo lo que quiso, al final de sus días se arropó en el hábito pardo de la orden de las hijas de San Francisco  murió en paz a los 73 años (1851).

     Desafortunadamente, todo este brillo y “su” tan extenso como notable listado amoroso, han velado “esas sus ideas”, hijas de una mene brillante; lo cierto es que fue una pieza decisiva en el devenir independientemente de nuestra nación: como no serlo si dio cátedra de emancipación y diplomacia.

(El credito al creador(a) del presente articulo aparecera en la segunda parte)
Leona Vicario
supuesto retrato de la Güera Rodríguez


Josefa Ortiz de Dominguez 

viernes, 24 de octubre de 2014

Los libros prohibidos en la Nueva España, una revisión general

Por: Griselda Gómez Pérez
Mucho se ha dicho sobre los libros prohibidos y el control moralista y político que el clero y las autoridades civiles ejercieron sobre los textos, iglesia y gobierno identificaron al libro como el canal de transmisión cultural y vigilaron estrechamente a ese posible disidente que es el libro. La censura, que inicialmente se estableció para los libros de temas religiosos en 1496 se extendió a otro tipo de textos, como novelas, las distintas historias de las indias, tratados de geografía y otros temas que discrepaban con las normas establecidas por las autoridades eclesiásticas y civiles.
En la Nueva España, las primeras víctimas de esta discrepancia religiosa e ideológica fueron los amoxtli o códices prehispánicos, cuya destrucción esta registrada por la historia, como es el caso de la quema de los archivos de las casas reales de Nezahualpiltzintli en Texcoco,- considerado el centro de la cultural náhuatl. Atribuida a los hombres de Hernán Cortés y según Servando Teresa de Míer, por órdenes del propio fray Juan de Zumárraga, quien en su momento fuera inquisidor apostólico, también se puede mencionar el Auto de Maní, ordenado por fray Diego de Landa el 12 de julio de 1562 cuando miles de pictografías de la cultura maya fueron destruidas.
En relación a que los indios aprendieran o no a leer, las controversias estuvieron a la orden del día. En general, las diferentes órdenes religiosas tenían como objetivo enseñar a leer sólo y exclusivamente como un medio para que los nativos tuvieran acceso a la religión. Por ejemplo, los franciscanos Alonso de Molina y Bernarnido de Sahagún fomentaron la lectura bíblica en traducciones manuscritas o impresas, pero por otra parte, se dio el caso de que los dominicos Juan de la Cruz y Domingo de la anunciación opinaran en contra y llegaron a destacar la necesidad de que “todos los libros, de mano o de molde, seria muy bien que les fuesen quitados a los indios”.
En general, los indígenas eran considerados inferiores, sin capacidad de discernir sobre su propia moralidad y raciocinio, por lo que legalmente fueron tratados como menores de edad y como tal, le lectura fue considerada peligrosa por algunas fracciones religiosas. Al respecto en 1555 durante el primer concilio provincial mexicano, se advirtió sobre el peligro de imprimir obras que no fueran previamente censuradas, además se establecieron normas y sanciones para los comerciantes de libros.
Esta postura se venia sosteniendo desde muy tempranas fechas pues por disposición legal desde la Real cédula de Ocaña del 4 de abril de 1531 y reiterada en la cedula de Valladolid de 1541, se prohibió el envió a las indias de libros de romances, historias vanas, profanas y libros de caballerías y por extensión todos aquellos libros que estuvieran vetados en España, y cabe aclarar que el índice español estaba sujeto a los intereses de las autoridades españolas y en ocasiones no coincidían los libros incluidos en el índice romano, por eso se ha podido comprobar que algunos libros prohibidos en España circularon en Roma y viceversa.
Poco después de la publicación del índex librorum prohibitorum et expurgatorum, cuya primera edición data de 1559, el control se hizo mas férreo, pues en el se asentaron las obras de autores prohibidos cuyos textos fueron censurados a causa de herejía, deficiencia moral, sexo explícito, inexactitudes políticas y errores teológicos o morales.
Si bien estas medidas se aplicaron sobre todo a las lecturas destinadas a la población criolla y española, el establecimiento del Tribunal del santo oficio de la Nueva España, en 1571, trajo como consecuencia que las lecturas para los indios fueran un tema de particular interés que fue abordado en 1572 en una consulta entre las autoridades eclesiásticas para determinar las lecturas, de estricta formación moral, podían dejarse en mano de los nativos.
Aún se dio el caso de que hasta los libritos pictográficos que se elaboraron como apoyo para memorizar las oraciones y que eran empleados por los indígenas catequistas, familiarizados con la forma pictográfica tradicional prehispánica, -que más que transcribir, sugerían los contenidos- fueran vistos por algunos clérigos doctrineros como peligrosos.
Los bibliografos están de acuerdo en considerar que no fueron escritos muchos catecismos jeroglíficos pues rápidamente quedaron prohibidos por los adictos conciliares y fueron eliminados de las lecturas de los nativos, lo que contribuyó a que se perdieran las formas de registro gráfico prehispánicas.
Lo anterior permite identificar una incongruencia en las políticas virreinales e inquisitoriales en relación a la lectura; por una parte la veda de leer escritos de alguna manera relacionados con los antiguos códices prehispánicos, textos prohibidos por hetéricos, así como libros considerados simplemente de temas vanos, y por otra parte, una promoción a la lectura considerada constructiva, de los textos que los misioneros les proporcionaban, con ello además podemos observar lo complejo de la situación que prevaleció en esos procesos.
El expurgo de los libros enviados a América generalmente se realizaba en la casa de contratación de Sevilla; el comerciante debía presentar ante los oficiales reales de la casa de contratación un registro con las características del envío y un listado del cargamento en cuestión, entre lo que por supuesto estaban los títulos de los libros incluidos. Después de los trámites meramente administrativos y de fijar los costos de avería, entes de otorgar las licencias de exportación el envió era revisado por el santo oficio de la inquisición y los libros eran cotejados con las listas de control de libros prohibidos, listas expurgatorias y edictos especiales para constatar que no se trataba de hetericos o condenados y así cerrar las cajas con el sello del santo oficio.
Existió la cédula real, dada por Carlos V el 5 de septiembre de 1550, que establecía que los embarques de libros que fueran enviados al Nuevo Mundo deberían ser revisados uno por uno, pero debido a la cantidad de libros que eran comercializados, en ocasiones flotas enteras, estas disposiciones no fueron cumplidas, pues en general los títulos específicos de libros que trataban de aspectos fatuos, no figuraron en los listados de libros prohibidos ni expurgatorios por lo que inadvertidos, en casi todos los embarques llegaron a los puertos del Nuevo Mundo: novelas, poesía profana, caballería y otros temas similares, gracias a lo que puede calificarse como futilidad del tema. El punto central de esto es señalar que una situación ocurrió en el papel, en los mandatos y en la propia acción de los revisores de los cargamentos, quienes obviaron situaciones, pasaron por alto revisiones otros errores humanos que permitieron que impresos y manuscritos no autorizados se pudieran conocer en la Nueva España.
Leonar Irving en los libros del conquistador aventura la opinión en el sentido de que existía algún contubernio entre los oficiales de la Casa de contratación y los comerciantes debido a las ventajas económicas que representaba disimular las enormes cantidades de novelas que ingresaron a la Nueva España. Así, entre lo que nuestros antepasados coloniales no debieron haber leído posiblemente estaban el Amandís de Guala (en general toda la seria de los Amadis y Palmerínes), la crónica Troyana, la crónica del Sid, el Orlando furioso, Orlando enamorado y la épica batalla de Roncesvalle; entre las novelas pastoriles se tiene noticia de: los siete libros de Diana, de Jorge Montemayor. Diana enamorada escrita por Gaspar Gil Polo, la Galatea de Cervantes, la arcadia de Lope. De la novela picaresca tenemos obras consagradas como la vida del lazarillo de Tormes y la tragicomedia de Calixto y Melibea. La novela histórica estuvo representada por Las guerras civiles de Granada, la crónica del rey Don Rodrigo o la Crónica Troyana.
También cayeron en esta categoría los libros con temas sobre las Indias y sus pobladores, por lo que se prohibía la introducción de textos como la Historia de Indias y conquista de México, de Francisco López de Gómara, la Historia de América, de Robertson y aún los comentarios reales de Garcilaso de la Vega.
Igual suerte tuvieron los temas sobre la Revolución de Francia y la filosofía de la ilustración Francesa que también fueron proscritos de la lectura por considerarlos ideologicamente peligrosos. También temas sobre ciencias, como la astronomía, que pudieran contravenir lo establecido por los textos religiosos fueron indizados entre los libros prohibidos como fuera el caso del texto sobre el movimiento de las esferas celestiales, publicado en 1543, y que exponía la teoría heliocéntrica de Nicolás Copernico.
Este excesivo control de las lecturas se reforzó en el puerto de destino, donde de acuerdo a una real cédula de 1556, los empleados de la casa de contratación volvían a cotejar los listados de libros contra los índices de libros prohibidos. Antes de esto el visitador del santo oficio, acompañado de las autoridades civiles, interrogaban bajo juramento y en secreto, al maestre, al piloto y a algunos pasajeros en relación a cualquier anomalía de orden moral que se hubiera suscitado durante el viaje y se incluían algunas preguntas sobre libros que ellos u otras personas trajeran registrados o no, y si tenían alguna característica que los hiciera sospechosos.
Al paso del tiempo la inquisición se reservó las funciones de revisar los cargamentos de libros y los empleados de la casa de contratación se limitaron a remitir este tipo de cargamento al Tribunal de la inquisición quien se encargaba de confiscar los materiales incluidos en los listados de libros prohibidos. Aún se llegó a prohibir comercializar los libros directamente desde Veracruz y se enviaban a la Ciudad de México para que fueran revisados cabalmente.
Ese control a primera vista puede llevarnos a la conclusión de que en la Nueva España se leía poco. Nada más lejos; se dio un proceso contradictorio, pues a través de la inquisición la iglesia prohibía la circulación de algunos textos y, por otra parte, existían normal propiciatorias para la difusión de la cultura escrita como era, por ejemplo, el hecho de que la introducción de libros al Nuevo Mundo estuviera libre de impuestos o que se impulsara la impresión de catecismos y gramáticas en castellano y lenguas indígenas. para controlar la importación de libros se supervisaba, además de los cargamentos de las naves y los avíos de los pasajeros, las librerías, las imprentas y aún las colecciones particulares. El temor a las doctrinas contrarias al catolicismo, la ignorancia y aún la pereza de los comisarios y censores del santo oficio, ocasionaron que en más de una ocasión se destruyeran indiscriminadamente envíos considerados sospechosos y de esa forma algunos escritos se perdieron para siempre.
Así las cosas, el libro identificado como canal ideológico circuló oculto o libremente por las colonias españolas. Las supervisiones de alguna manera se tornaron cotidianas e improductivas y si bien la autoridad imponía trabas al proceso de la difusión impresa, el pueblo, principalmente conquistadores y criollos, se gloriaban de burlar disposiciones y aduanas. Se disimulaban los libros hetéricos bajo el nombre de autores reconocidamente católicos, o los libros prohibidos se encuadernaban junto a otros considerados de sana lectura o simplemente como sugiere Irbing; se empleó el soborno como parte del proceso de comercialización.
No obstante esta continua lucha por controlar los impresos, manuscritos y la lectura de ellos en la Nueva España el libro de hizo necesario a tal grado que el 12 de junio de 1539, Juan Pablos, considerado el primer impresor de América latina, firmó con el editor J. Cromberger un protocolo que lo autorizaba a instalar una imprenta en la Ciudad de México y poco después; según se documenta en una carta de fray Juan de Zumárraga, salió de la casa de Juan Pablos la impresión del primer libro mexicano: Breve y compendiosa doctrina cristiana en lengua mexicana y castellana.
El titulo nos marca las pautas culturales del momento; la enseñanza de la religión católica y del idioma castellano ocupaban las prioridades de los entonces dos hombres más poderosos del virreinato Don Antonio de Mendoza, primer virrey de la Nueva España y el primer obispo de la diócesis de la ciudad de México, Don Juan de Zumárraga.
El control sobre lo que se debería o no escribir se reglamentó y dos de las normas de mayor impacto fueron la real pragmática del 8 de julio de 1502, en la cual se estableció la necesidad de obtener un otorgamiento real o licencia para poder establecer una imprenta, y el documento que estableció la censura real dictada el 7 de septiembre de 1558.
Esto obligaba a los autores e impresores a presentar cualquier manuscrito que pretendiera publicarse (ante el escribano de la cámara del consejo) el escrito previamente censurado por el inquisidor general y su consejo. No así los libros religiosos escritos en latín o las cartillas, vocabularios y gramáticas que sólo requerían la licencia del prelado al que estuviera adscrita la imprenta.
También se normalizaron los datos que debieran identificar a los responsables del escrito y su impresión como: la información correspondiente a la licencia, la asa de venta de los pliegos y la cédula de privilegio, el nombre del autor, del impresor, el lugar de publicación y el tiraje.
Las ilustraciones tampoco escaparon al temor que despertaban los libros, siempre portadores de palabra silenciosa y fértil. No obstante, el uso de ilustraciones ha sido tradicionalmente un recurso de comunicación muy atractivo, por lo que se popularizó el empleo de imágenes y estampas que sin embargo no quedaron fuera de los límites establecidos para los libros.
Es ampliamente conocido que entre los juicios más destacados efectuados en la Nueva España, en 1571 fue precisamente una estampa la causa del proceso que efectuó la inquisición contra el impresor francés, radicado en México, Pedro Ocharte el grabador Juan Ortiz a quienes se les siguió juicio por imprimir una estampa de la Virgen del Rosario cuya leyenda al pie de la imagen contravenía las normas católicas.
La edición de índices de libros prohibidos que se iniciara en 1559 se mantuvo durante siglos, bajo la supervisión de la sagrada congregación del índice, hasta la última lista que data de 1948, pero no fue sino hasta 1966, cuando la iglesia católica decretó que no se continuara renovando su edición. Sin embargo hasta la fecha, el tema moral sobre lo que debe leerse o no, ocupa las actividades de los mediadores entre el libro y los lectores pues la censura se ocupa de los temas como herejía, brujería, deficiencia moral, sexo explícito, inexactitudes o errores teológicos y morales, así como normas de la iglesia. En relación a lo que se debe o no leer, actualmente se puede consultar en Internet una Guía bibliográfica del Opus Dei, en la que se establecen categorías, que recomiendan lo que si puede leerse sin daño moral. La primera está constituida por libros que “pueden ser leídos por todos”, sin embargo es notable que aún algunas historias que uno considera para niños, como por ejemplo los cuentos de los Hermanos Grimm quedan censurados por su contenido fantástico ligado a temas de brujería y hechicería, como sería el caso de la historia de Blanca Nieves. Una segunda categoría la constituye aquellos textos que “requieren un poco de formación” y que si bien son recomendables tienen algún “pero”. Una tercera categoría comprende los libros apropiados para “quien tenga formación” un criterio y cultura católica sólida, y que además cuente con el permiso de su director espiritual para leer ese texto. La cuarta categoría la constituyen aquellos textos que requieren “formación y necesidad de leerlos” por razones de estudio o preparación y por supuesto también se requiere contar con el permiso del director espiritual. La quinta y sexta categorías se clasifican como “no se puede leer” y “lectura prohibida” y necesitan un permiso especial de la delegación o en el caso de la lectura prohibida la autorización del prelado para leerse.
Los lineamientos que aplica la Guía bibliográfica, aplican en general a obras de teología, filosofía y derecho canónico, pero también se incluyen obras de literatura y ciencias como la psicología o la sociología. En contraparte a esta guía se ofrece un indice general de bilbiografías positivas que es un amplio listado de obras que pueden ser leídas sin casi ningún inconveniente.

Luego de este recuento general lo que podemos ver es que las prácticas y las restricciones, así como las recomendaciones por lo que se debe o no leer es una constante hasta nuestros días, sin embargo la postura y actitudes de las autoridades civiles y religiosas, en relación al tema, esta mediada por los derechos de libertad de prensa, que si bien en ocasiones son atropellados, al menos pueden invocarse en defensa de libros y lectores.


viernes, 3 de octubre de 2014

Chichimecas ¿antepasados gloriosos o salvajes depredadores?

Por José Luis Pérez Flores
El norte de lo que actualmente conocemos como México, ha destacado desde la época prehispánica por su diversidad cultural y ambiental; de manera simultánea, la ignorancia e incomprensión han contribuido al arraigo de prejuicios en su contra. Ha sido conceptualizada como una zona de desiertos estériles y sus habitantes, caracterizados como salvajes, en el mejor de los casos como barbaros enemigos de la civilización. Resulta sumamente injurioso uniformar a los pobladores del vasto norte, habitado por una pluralidad de pueblos; sin embargo, en la época prehispánica, colonial e incluso en la actualidad, la diversidad cultural e histórica se diluye en generalizaciones. A lo largo del tiempo ha sido construida una mirada despectiva que continuó durante la dominación española y hasta nuestros días.
Algunas de las fuentes escritas mas importantes para el conocimiento del pasado prehispánico y del siglo XVI novohispano, como Fray Bernardino de Sahagún, autor de la celebra Historia general de las cosas de la Nueva España, y Diego Muñoz Camargo, escritor de la historia de Tlaxcala, subrayan la habilidad de los chichimecas en el uso del arco y la flecha, su modo de vina nómada, la pobreza de sus vestidos y posesiones, también los calificaron como barbaros u hombres silvestres. Otros autores de fines del siglo XVI, como Fernando de Alva Ixtlixochitl, en su libro Historia de la nación chichimeca, también escribieron sobre ellos. Pero desde dos puntos de vista opuestos: por una parte se refieren a ellos como valientes guerreros, poderosos antepasados que fundaron linajes gobernantes a la llegada de los españoles; por otra aseguraban que fueron un grupo de salvajes. ¿Por qué este doble discurso, a todas luces contradictorio?
Para responder a esta preguntar, en primer lugar, necesitamos saber quienes fueron los chichimecas. Recibe este nombre el conjunto heterogéneo de grupos indígenas que vivieron en el norte de Mesoamérica. Desde la época prehispánica fue un término peyorativo que usaban los grupos nahuas de la cuenta de México y alrededores para aludir principalmente a los habitantes de lo que actualmente son los estados mexicanos de Querétaro, parte de Hidalgo, Guanajuato, San Luis Potosí, Zacatecas, Aguascalientes y Jalisco. Esta zona suele denominarse como la Chichimecatlalpan, "tierra de los chichimecas". Las fuentes coloniales y algunos autores contemporáneos denominan de esta manera a cualquier indígena del norte de México, incluso del sur de los Estados Unidos.
En el territorio chichimeca, durante la época prehispánica, no sólo tuvieron asiento sociedades agrícolas con una sólida organización estatal; por ejemplo, la llamada cultura Chalchihuites, que construyó los sitios de AltaVista y la Quemada, así como una compleja red de caminos que los enlazaban con sitios menores. Sin embargo, los asentamientos de esta cultura estaban rodeados por grupos de nómadas guerreros con los cuales los miembros de la cultura chalchihuites se interrelacionaron hasta su colapso hacia el año 900 después de Cristo, época en que iniciaron movimientos poblacionales que duraron varios siglos y dieron como resultado el auge y caída de varias culturas mesoamericanas como la Tolteca y las sociedades nahuas de la Cuenta de México y sus alrededores.
La cultura Chalchihuites tiene más afinidad con Mesoamérica, por lo que resulta difícil identificar a sus miembros como chichimecas aunque habitaran el norte. Podemos denominar como "chichimecas históricos" a los grupos de cazadores recolectores que poblaron el norte durante varios milenios; así como a los grupos que emigraron al sur durante varios milenios; y fundaron importantes señoríos como los de Texcoco, Tlaxcala y Tenochtitlan. Pero al momento de la llegada de los españoles, el norte continuaba poblado por grupos que imprimían una gran diversidad cultural a la región, entre ellos destacan los guachichiles, Zacatecos, pamen, cazcanes, etcétera. A pesar de las informaciones someras, quedaron consignadas algunas de las costumbres, creencias, conflictos con otros indígenas y con las autoridades Virreinales de los chichimecas que pelearon la guerra que lleva su nombre (guerra chichimeca); a estos grupos los llamaremos "chichimecas etnográficos". Como podrá apreciar el lector, los movimientos poblacionales de sur a norte y viceversa han sido practicados desde hace varios siglos. Es importante destacar que hubo procesos de expansión de grupos mesoamericanos a las tierras del norte, Marie Areti Hers en el articulo "los chichimecas: ¿nómadas o sedentarios?" considera que las migraciones históricas fueron el retorno de estos grupos que habían adoptado algunos aspectos culturales de los nómadas, como el uso del arco y la flecha, la exaltación de la guerra, deidades bélicas, entre otros. Para Hers no fue la llegada de los nómadas del norte lo que colapsó a los grupos toltecas, más bien éstos facilitaron el retorno de los grupos mesoamericanos que habían ocupado parte del norte, y llegaron para ocupar e vacío de poder existente en ese momento.

LOS CHICHIMECAS Y LA EXPANSIÓN DE LA NUEVA ESPAÑA
La presencia de los invasores españoles significó el fin de los grandes señoríos indígenas. La organización estatal nativa fue destruida, sus prácticas políticas transformadas profundamente, las religiones ancestrales institucionalizadas fueron erradicadas; sin embargo, los ejércitos indígenas y parte de su organización continuaron durante años, incluso estuvieron al servicio de los españoles en varias empresas militares. Tal fue el caso de los Tlaxcaltecas en la conquista de Tenochtitlan y en la mayoría de las incursiones al norte y occidente,
El dominio español inicio en el centro de Mesoamérica, los territorios del norte tuvieron que esperar varias décadas para su explotación y sometimiento, en parte debido a las condiciones medioambientales y a la ferocidad de sus habitantes, que en esos momentos en su matoria eran grupos nómadas. Los españoles en un principio dirigieron sus acciones guerreras contra las grandes unidades políticas mesoamericanas (mexicas, purépechas, etcétera), pero el norte captó su atención cuando fueron descubiertos yacimientos minerales en Zacatecas. 
La penetración española por el occidente y norte desató dos conflictos: primero la Guerra del Mixton, de 1541 a 1550, y luego la Guerra Chichimeca de 1550 a 1590. Pero los españoles no pelearon solos estos conflictos, contaron con la participación de sus aliados indígenas, entre los que destacaron los tlaxcaltecas. Con la derrota chichimeca, la corona impulsó el asentamiento de 400 familias tlaxcaltecas en San Luis Potosí y abrió al norte de la Nueva España a la colonización de los españoles y sus aliados indígenas. La resistencia de los nativos norteños contra la expansión novohispana contravenía los intereses de los españoles y sus aliados, quienes asumieron una posición contraria a la de los indígenas septentrionales que defendían sus territorios ancestrales.
Con base en lo anterior, podemos comprender que los autores indígenas y mestizos cristianos, como Diego Muños Camargo (mestizo tlaxcalteca identificado con los intereses de Tlaxcala), calificaran como salvajes a los chichimecas etnográficos (contemporáneos suyos) que peleaban contra la corona española. Muñoz Camargo también aseguro que el término chichimeca quiere decir de manera metafórica "hombre salvaje". El autor referido resaltó las características más notables de los chichimecas: su forma de vida cazadora y sus habilidades como arqueros; también dijo que comían carne cruda, succionaban y bebían sangre -afirmaciones que seguramente utilizó como un medio para resaltar su presunto salvajismo-. El escritor tlaxcalteca también comparó a los chichimecas guerreros que en ese momento peleaban en el norte, con los moros. Etimológicamente no hay relación entre el concepto de "chichimeca" y el de "salvaje"; la asociación fue un intento de buscar un equivalente cultural desde occidente. Al parecer se trató de una estrategia para diferenciar entre indios "buenos" e indios "malos", es decir, civilizados y cristianos bajo la tutela de la corona y la iglesia frente a los indios malos y salvajes, rebeldes insumisos que se negaban a aceptar el cristianismo y el sometimiento al rey de España. Dicha clasificación impuso una mirada despreciativa contra todos los nativos del norte.
La oposición entre los chichimecas del norte y los mexicanos puede compararse con la antinomia salvajismo-civilización. Todas las fuentes que se asocian a los chichimecas con  salvajes fueron escritas -O pintadas, según sea el caso- después de la dominación española. La identificación del chichimeca como salvaje sólo fue posible a partir del contacto con los europeos, por que las sociedades mesoamericanas carecían de esa categoría Roger Bartra ha demostrado en su libro el salvaje en el espejo que "la cultura europea generó la idea del hombre salvaje mucho antes de la gran expansión colonial, idea modelada en forma independiente del contacto con grupos humanos extraños de otros continentes"  Siguiendo al mismo autor, esta noción es europea, por lo tanto, resulta inútil buscar dicha categoría fuera de la civilización europea occidental. Sin embargo, lo anterior no descarta que los grupos no europeos tuvieran una noción de la otredad.

En el viejo mundo, los griegos generaron una visión sobre el territorio habitado y domesticado por la colectividad asentada en una ciudad en oposición al espacio desordenado e ignoto en el que habitaban los seres monstruosos de su mitología como los centauros, sátiros etc. A los grupos humanos de cultura diferente, los griegos los denominaron bárbaros "hablantes de lenguas no griegas”, quienes eran considerados superiores a los salvajes, aunque la frontera entre ambos conceptos no fuera nítida. Para los antiguos griegos las nociones de bárbaro y salvaje estaban asociadas a prácticas culturales despreciadas por ellos, como apunta Oscar Muñoz Moran en su artículo "salvajes, bárbaros y brutos. De la gracia al México contemporáneo".

LOS CHICHIMECAS COMO ANTEPASADOS GLORIOSOS     
Contrario a Muñoz Camargo, Fernando de Alva Ixtlixochitl dedicó sus esfuerzos a exaltar los linajes que provienen de los chichimecas históricos, propuso una etimología reivindicatoria y libre de carga peyorativa:
Y este apellido y nombre de chichimeca lo tuvieron desde su origen, que es vocablo propio de esta nación, que quiere decir a las águilas, y no lo que suena en la lengua mexicana, ni la interpretación bárbara que le quieren dar por las pinturas y caracteres, porque allí no significa los mamones, sino los hijos de los chichimecas habidos con las mujeres toltecas...
No es mi interés discutir cuál es el verdadero significado etimológico del gentilicio chichimeca -si es lo que hubiera-, el hecho histórico a resaltar es el esfuerzo que hizo Ixtlixochitl por eliminar la valoración negativa de la palabra "chichimeca". Las razones que lo llevaron a presentar una defensa de los indios del norte en su Historia Chichimeca son muy claras: el escritor descendía del linaje de Nezahualcóyotl y por esta vía también era descendiente de Xólotl, el gran caudillo chichimeca fundador de un nievo orden social posterior a la caída de Tula.

Durante las prosperas décadas del dominio español, para los indígenas la legitimidad de los títulos nobiliarios y la posesión de tierras dependían de la comprobación del parentesco con los linajes de Xólotl y Nezahualcóyotl. Por ellos, a Ixtlixochitl le resultaba imprescindible justificar su papel como noble gracias a la participación del linaje chichimeca; de esta manera la figura del guerrero indómito que llegó del norte adquiere relevancia en su discurso político, al mismo tiempo que trata de suavizar el concepto de salvaje. Xólotl fue representado en el códice homónimo como el jede de los chichimecas, carentes del todo refinamiento al grado de que desconocían el uso del fuero, vestían pieles de animales, Vivian en cuevas y se alimentaban de carne cruda; en contraste con su descendiente Nezahualcóyotl, gobernante texcocano caracterizado por su sabiduría y refinamiento. Como ha señalado Carlos Navarrete, la diferencia radical entre la forma de vida chichimeca y la cultura intelectual texcocana propició que la interpretación histórica derivara en un modelo evolucionista en que los bárbaros del norte "evolucionaron" en poco tiempo para convertirse en la Atenas de Mesoamérica. Modelo evolutivo que, como se ha mostrado, deriva de la oposición salvaje-civilización originada en el viejo mundo, que impregnó las propias fuentes del siglo XVI y que también ha sido reproducida en el discurso histórico de los siglos posteriores hasta llegar a nuestra época.


lunes, 22 de septiembre de 2014

Consejos de una madre Azteca a su hija

"hija mía, nacida de mi sustancia, alimentada con mi leche, he procurado criarte con el mayor esmero, y tu padre te ha elaborado y pulido con guisa de esmeralda, para que te presentes a los ojos de los hombres como una joya de virtud. Esfuérzate por ser siempre buena; por que si no lo eres, ¿Quién te querrá por mujer? Todos te despreciaran. La vida es trabajosa y es necesario echar mano de todas nuestras fuerzas para obtener los bienes que los dioses nos quieren enviar; pero conviene no ser perezosa ni descuidada, sino diligente en todo. Se aseada y ten tu casa en buen orden. Da agua a tu marido para que se lave las manos y haza el pan para tu familia. Dondequiera que vayas preséntate con modestia y compostura, sin apresurar el paso, sin reírte de las personas que encuentres, sin fijar las miradas en ellas, sin volver ligeramente los ojos a una parte y otra, a fin de que no padezca tu reputación. Responde cortésmente a quien te salude o pregunte algo"
"empléate diligentemente en hilar, en tejer, en coser y en bordar; por que así serás estimada y tendrás lo necesario para comer y vestirte. No te des al sueño, ni descanses a la sombra, ni vayas a tomar el fresco, ni te abandones al reposo; pues la inacción traer consigo la pereza y otros vicios"
"cuando trabajes no pienses mas que en el servicio de los dioses y en el alivio de tus padres. Si te llaman ellos, no aguardes a la segunda vez, sino acude pronto para saber lo que quieren y a fin de que tu tardanza no les cause disgusto. No respondas con arrogancia, ni muestres repugnancia a lo que te ordenan: si no puedes hacerlo, excúsate con humildad. Si llaman a otra y no acude, responde tú: oye lo que mandan y hazlo bien. No te ofrezcas nunca a lo que no puedes hacer. Vive en paz con todos: ama a todos honesta y discretamente, a fin de que todos te amen"
"no seas avara de los bienes que los dioses te han concedido. Si ves que otras les dan, no sospeches mal en ello; por que los dioses, de quienes son todos los bienes, los dan cómo y a quién les agrada. Si quieres que los otros no te disgusten, no los disgustes tú a ellos.!
"evita la familiaridad indecente con los hombres, y no te abandones a los perversos apetitos de tu corazón; por que serás el oprobio de tus padres y ensuciarás tu alma, como el agua con el fango. No te acompañes con mujeres disolutas, ni con las embusteras, ni con las perezosas; `por que infaliblemente infeccionarán tu corazón con su ejemplo. Cuida de tu familia y no salgas a menudo de casa, ni te vean vagar por las calles y por las plazas del mercado, pues alli encontrarás tu ruina. Considera que el vicio, como hierba venenosa, da muerta al que lo adquiere, y una vez que se introduce en el alma, difícil es arrojarlo de ella. Si encuentras en la calle algún joven atrevido y te insulta, no des oído a sus palabras; si te sigue, no vuelvas el rostro a mirarlo, para que no se inflamen más sus pasiones. Si así lo haces, se detendrá y te dejará ir en paz."
"no entres en casa ajena sin urgente motivo, por que no se diga o se piense algo contra tu honor; pero si entras en casa de tus parientes, salúdalo con respeto y no estés ociosa, sino toma inmediatamente el huso o empléate en lo que sea necesario."
"cuando te cases respeta a tu marido y obedécelo diligentemente en lo que te mande. No le ocasiones disgustos, ni te muestres con él desdeñosa ni airada; acógelo amorosamente en tu seno, aunque sea pobre y viva a tus expensas. Si en algo te apesadumbra, no le des a conocer tu desazón cuando te mande algo: disimula por entonces y después le expondrás con mansedumbre lo que sientes, a fin de que con tu suavidad se tranquilice y no te aflija mas. No lo denotes en presencia de otro, por que tú serás la deshonrada. Si alguno entrase en tu casa para visitar a tu marido, muéstrate agradecida  obséquialo como puedas. Si tu marido es desacordado, sé tú discreta. Si no manejo bien tus bienes, dale buenos consejos, pero si absolutamente es inútil para aquel encargo, tómalo tu por tu cuenta cuidando esmeradamente de tus posesiones, y pagando exactamente a los operarios. Guárdate de perder algo por tu descuido"

"sigue, hija mía, los consejos que te doy, tengo muchos años y bastante practica del mundo. Soy tu madre y quiero que vivas bien. Fija estos avisos en tu corazón, pues así vivirás alegre. Si por no querer escucharme o por descuidar mis instrucciones, te sobrevienen desgracias, culpa tuya será y tú serás quien lo sufra. Hija mia, que los dioses te amparen."

sábado, 20 de septiembre de 2014

exhortaciones que los padres aztecas prodigaban a sus hijos

Los Aztecas tenían una educación especial para cada sexo y función que fuesen a desempeñar en su sociedad, aunque gran parte de los registros se perdió en la quema de los códices llevada a cabo por los españoles, muchas de sus costumbres consiguieron sobrevivir a la esclavitud por medio de consejos orales o algunos códices que consiguieron ser ocultados bajo lugares insospechados que todavía a la fecha se siguen encontrando, entre ellas están las exhortaciones o consejos que los padres daban a sus hijos para llevar una vida honorable, dichos consejos variaban de acuerdo al sexo y la edad de los jóvenes aztecas, a continuación les mostramos unos fragmentos sobre dicha educación.
El trabajo mostrado fue llevado a cabo por Ramón F. Vázquez, conocedor de la cultura azteca.

Exhortaciones que los padres aztecas prodigaban a sus hijos:
"hijo mío, has salido de tu madre, como el pollo del huevo, y creciendo como el, te preparas a volar por el mundo, sin que nos sea dado saber por cuanto tiempo nos concederá el cielo el goce de la piedra preciosa que en ti poseemos; pero sea lo que fuere, procura tu vivir rectamente. Reverencia y saluda a tus mayores y nunca les des señales de desprecio. No estés mudo para con los pobres y atribulados; antes bien date prisa a consolarlos, con buenas palabras. Honra a todos, especialmente a tus padres, a quienes debes obediencia, temor y servicio. Guárdate de imitar el ejemplo de aquellos malos hijos, que a guisa de brutos, privados de razón, no reverencian a los que les han dado el ser, ni quieren someterse a sus correcciones: por que quien sigue sus huellas tendrá un fin desgraciado y morirá lleno de despecho, o lanzado en un precipicio, o entre las garras de las fueras."
"no te burles, hijo mío, de los ancianos y de los que tienen alguna imperfección en su cuerpo. No te mofes del que veas cometer alguna culpa o flaqueza, ni se la eches en cara; confúndete, al contrario, y teme que te suceda lo mismo que te ofende en los otros. No vallas a donde no te llaman, ni te ingieras en lo que no te importa. En todas tus palabras y acciones procura demostrar tu buena crianza. Cuando converses con alguno, no lo molestes con tus manos, ni hables demasiado, ni interrumpas o perturbes a los otros con tus discursos. Si oyes hablar a alguno desacertadamente, y no te toca corregirlo, calla; si te toca, considera antes lo que vas a decirle, y no le hables con arrogancia, a fin de que sea mas agradecida tu corrección.
"cuando alguno hable contigo, óyelo atentamente y en actitud comedida, no juzgando con los pies, ni mordiendo la capa, ni escupiendo demasiado, ni alzándote a cada instante si estas sentado; pues estas acciones son indicios  de ligereza y de mala crianza"
"cuando te pongas en a la mesa, no comas a prisa, ni des señal de disgusto si algo no te agrada. Si a la hora de comer viene alguno, comparte con el lo que tienes y cuando alguno coma contigo, no fijes en el tu mirada"
"cuando te den alguna cosa, acéptala con demostraciones de gratitud. Si es grande, no te envanezcas; si es pequeña, no la desprecies; no te indignes, ni ocasiones disgusto a quien te favorece. Si te enriqueces no te insolentes con los pobres ni con los humildes; pues los dioses que negaron a otro las riquezas para dártelas a ti, disgustados de tu orgullo, pueden quitártelas para darlas a otros. Vive del fruto de tu trabajo, por que así te será mas agradable el sustento. Yo hijo mío, te he sustentado hasta ahora con mis sudores y en nada he faltado con trigo a las obligaciones de padre; te he dado lo necesario sin quitárselo a otros: haz tu lo mismo."
"no mientas jamás. Cuando refieras a alguno lo que otro te ha contado, di la verdad puta sin añadir nada. No hables mal de nadie. Calla lo malo que observes en otro si te toca corregirlo no seas noticiero, ni amigo de sembrar discordias. Cuando lleves algún recado, si el sujeto a quien lo llevas se enfada y habla mal de quien lo envía no vuelcas a con esta respuesta; sino procura suavizarla y disimula cuando puedas lo que hayas oído, a fin de que no se susciten disgustos y escándalos de que tengas que arrepentirte"
"no te entretengas en el mercado mas tiempo del necesario; pues en estos sitios abundan las ocasiones de cometer excesos"
"cuando te ofrezcan algún empleo, haz cuanta que lo hacen para probarte; así que, no lo aceptes de pronto,  aunque te reconozcas mas apto que otro para ejercerlo; sino excúsate hasta que te obliguen a aceptarlo, pues así serás mas estimado. No sean disoluto por que se indignaran contra tu los dioses, y te cubrirán de infamia. Reprime tus apetitos hijo mío, pues aun eres joven y aguarda que llegue a edad oportuna la doncella que los dioses te han destinado para mujer. Déjalo a su cuidado, pues ellos sabrán disponer lo que mas te convenga. Cuando llegue el tiempo de casarte no te atrevas a hacerlo sin el consentimiento de tus padres, por que tendrás un éxito infeliz"

"no hurtes, ni te des al robo; pues serás el oprobio de tus padres, debiendo mas bien servirles de honra en galardón de la educación que te han dado. Si eres bueno, tu ejemplo confundirá a los malos. No mas, hijo mío: esto basta para cumplir las obligaciones de hijo. Con estos consejos quiero fortificar tu corazón. No los desprecies ni olvides, pues de ellos depende tu vida y tu felicidad.